viernes, septiembre 26, 2008

Vagabundos del Dharma

Dicen aquellos que llevan mochilas en su espalda que en Puerto Escondido solo hay dos lugares a los que ir a la noche: Wipeout, un bar donde se juega al pool, y Barfly, una terraza frente a la playa. Wipeout tiene un poco de onda. Barfly no. La música no tiene criterio alguno y está lleno de surfers que tratan a toda costa de conseguir una concha. Por supuesto que hay otros lugares a los que ir en Puerto Escondido a la noche, pero a aquellos que llevan mochilas en la espalda a veces solo se les ocurre ir a lugares a los que van aquellos que llevan mochilas en la espalda, y a quien quiero engañar, ahi fui yo tambien. Madeleine y Julia, dos hermosas chicas suecas, estaban rodeadas por aquellos que llevan remeras ajustadas, en general australianos, que ademas eran aquellos que les ponen los brazos alrededor de la cintura a las chicas antes de preguntarles y el nombre, y aquellos que buscan conchas a costa de su propia dignidad, aceptando varios rechazos consecutivos antes de ir a probar suerte con otra chica, quizas no tan linda pero mas facil que las dos hermosas suecas.
La noche paso sin pena ni gloria hasta eso de las cuatro de la mañana, cuando ya cansado de tanta testosterona decidi volver al hostel. Comparti un taxi con un aleman, Marcus, y Brooke, una estadounidense. Marcus se fue a dormir, y yo estaba a punto de hacerlo cuando Brooke me dijo que ella no tenia sueño, y que si queria ir a ver si Wipeout seguia abierto. En Wipeout se habian quedado algunas personas de nuestro hostel, asi que me dije que por que no, y fuimos a ver que onda.
Estaba cerrado, pero justo en ese momento vemos a Ponch y Daniel vagando por las calles acompañados de algunas personas que no conocia. Nos unimos a ellos y fuimos a la playa, a fumar un faso y charlar un poco. Ponch nacio en la India, pero vive en San Francisco. Es un budista entusiasta, y es capaz de quedarse subitamente callado, meditando. Daniel es ingles, y pasa horas tratando de resolver un cubo rubik. Ya casi lo logra. En el grupo tambien estaba Kimberly, otra budista de EE.UU., y dos mexicanos que solo hablaban de drogas. Cuando me uni a la conversacion, Kimberly, Ponch y Daniel estaban hablando sobre Karma.

- "Yo creo en el karma, lo que uno hace vuelve de una manera." (Daniel)
- "Pero no se si es algo tan directo. Yo no creo que sea algo tan asi como causa y efecto." (Kimberly)
- "Bueno, como lo veo yo, si todos somos parte de una energia que nos trascende, cualquier daño que uno haga es un daño al todo y cualquier bien que uno haga es un bien al todo. No necesariamente ese mal va a volver de forma directa, pero es un daño a la existencia entera." (Yo)
- "Exacto, eso es lo que quiero decir." (Kimberly)
- "Yo antes no creia en estas cosas. A mi todo eso me parecia una sarta de idioteces, eso del arbol que cae y todos esos haikus, hasta que empece a meditar, y pude vivir muchas cosas." (Ponch)
- "Si, es increible todo lo que uno puede sentir. Realmente uno se siente parte del universo." (Kimberly)
- "Para mi fue una novedad, porque yo soy ingeniero, mi mente siempre funciono de otra manera, y ahora estoy aprendiendo a reestructurar mi mente, todo mi ser." (Ponch)
- "Bueno, yo tambien estoy reestructurando cosas. Siempre fui cristiano, y hace unos años deje de creer, realmente negaba cualquier cosa, toda vida espiritual. Pero ultimamente tuve algunas... intuiciones." (Yo)
- "¿Que intuiciones?" (Ponch)
- "Bueno, ni yo mismo se explicarlo. Creo que somos parte de un todo, parte indispensable del todo, pero al mismo tiempo el todo existe sin nosotros..." (Yo)
- "No..." (Ponch)
- "Lo se, es como un antibudismo en esa parte, pero espera..." (Yo)
- "Ok" (Ponch)
- "...Somos indispensables y al mismo tiempo prescindibles. Pero tenemos una energia, que podemos llamar alma o como queramos, y la union de esas energias, la energia de todo lo que existe, es lo que conforma la existencia. La energia es constane en el universo, por eso no se que pasara cuando morimos, quizas nuestra energia vuelva al todo y de ahi a otro ser." (Yo)
- "Eso es la reencarnacion, creo yo" (Kimberly)
- "Y esa energia tambien es el karma. Eso es lo que se daña o bendice." (Daniel. Poco despues de esta acotacion, Daniel cayo rendido de cansancio en la playa, y costo mucho despertarlo).
"Piensen que todos somos escenciales para el universo. Si tu pudieras desaparecer de pronto, significa que yo tambien podria desaparecer, que esta playa podria desaparecer, que el universo podria desaparecer. Asi que tu eres escencial para el universo.... uff, tengo que mear." (Ponch)
- "¡Gracias Ponch, tu meo es escencial para el universo!" (Kimberly)

Al rato todos fuimos a dormir, un poco mas iluminados y un poco menos solos que antes.

sábado, septiembre 20, 2008

Good Vibrations

Andrew lleva diecinueve años viajando. No ininterrumpidamente, pero tambien podriamos decir que si. Conoce mucho, sabe bastante, es muy divertido, tiene el pelo largo y un gorrito claro entre playero e indigena, y un gusano dentro del pie.
Diecinueve años es mucho tiempo, demasiado, pienso yo mientras hablo con el. No se si quisiera hacer esto dentro de diecinueve años, o quizas si, quien sabe, quizas el tampoco lo pensaba. Pero diecinueve años es mucho tiempo. Uno, dos, tres... pero diecinueve... Es el bicho del viaje, que te pica y cagaste.
Con Andrew, y otros personajes del hostel, incluyendo tambien a Noga, con quien despues me iria a Puerto Escondido, salimos la noche de la independencia en Oaxaca, a ver la multitud reunida en la plaza central, o zocalo, mojandose con espuma (y rociandola sobre nosotros, el grupo de gringos que no necesariamente eran gringos pero anda a explicarlo), comiendo hot dogs, escuchando la banda militar ("La musica militar es a la musica lo que la justicia militar es a la justicia" - Groucho Marx), y celebrando. "¡Viva Mexico!" grita una voz que puede ser el alcalde, governador, o quien sabe que, y todos gritan ¡Viva Mexico! y muchos agregan ¡Cabrones!, y hay mas espuma por todos lados y estamos todos salpicados de blanco.
Los fuegos artificiales que salian por detras de la iglesia eran impresionantes. Ruidosos y luminosos y duraban por siempre, y caian los restos de papeles humeantes desde el cielo y mucho corrian a cubrirse la cabeza y otros nos quedabamos ahi maravillados, con montones de cenizas y papelitos quemados en el pelo.
Un bar barato luego, algunos tequilas, no suficientes para una borrachera, mi presupuesto no me permite emborracharme en bares. Sacamos unas fotos divertidas y ya. No fue una gran noche de joda, solo un par de tragos y a la cama.
Al dia siguiente no hice nada. La noche anterior habia arreglado con Noga, espontaneamente, ir a Puerto Escondido. Pase a buscarla por el hostel a las doce del mediodia, y ella recien se habia levantado. Aprovechamos el dia para ir a pasear y ver a mas y mas y mas milicos y policias desfilando por las calles, lo que siempre me pone nervioso, y aca en Mexico hay muchos y por todos lados, especialmente cuando hay desfiles del dia de la independencia y todos lustran sus fusiles y metralletas para mostrar que sus instrumentos falicos de poder y violencia se ven bonitos a la luz del sol, y caminan con disciplina ferrea e innecesaria y me cuesta mucho imaginarme que puedan ser felices.
A la noche tomamos un bus de segunda clase, mucho mas barato y no tan terrible como algunos suponene, y viajamos a traves de un camino de montañas y curvas imposibles que duraron horas interminables, Noga tomo una pastilla para dormir y se durmio nomas, yo apenas dormite un poco porque daba demasiadas vueltas, era como una montaña rusa, de izquiera a derecha y de derecha a izquierda, subiendo y bajando por los caminos de Oaxaca. Cada tanto a un lado y otro las luces de un pueblito nos saludaban al pasar, o eso pensaba yo.
LLegamos de madrugada a Puerto Escondido y fuimos a un hostel llamado Mayflower. Entramos a las 6 de la mañana, y yo tarareaba "I was riding on the Mayflower when I though I spied some land...". Tuvimos que esperar una hora y media a que pudieramos entrar a la habitacion, asi que salimos a caminar por la ciudad, que apenas se despertaba y daba bostezos antes de tomar el desayuno. El Pacifico estaba ahi, a mi derecha, en playas angostas y sin brisa alguna. El aire estaba quiero mientras el mar iba y venia, y decidi mojar mis pies en ese oceano por primera vez.
Despues volvimos, porque Noga estaba medio dopada aun de las pastillas para dormir que habia tomado para soportar el terrible viaje desde Oaxaca.
Esa tarde cuando desperte teniamos un nuevo compañero de cuarto. Era un rubio alto, de cabello parado y sonrisa enorme. Vincent, de Quebec, fue un buen compañero de un par de dias de viaje, siempre dispuesto a compartir algo para fumar con quien sea. Tambien compartio conmigo informacion vital sobre economia y sociedad canadiense. Luego de una larga caminata por la playa, nos sentamos a tomar una cerveza, mirando el mar y charlando de cosas. Mientras caminabamos de vuelta la arena se desmorono a mis pies y cai de culo hacia el mar. Me rei mucho.
Las olas en esa parte son enormes. Las mas altas que haya visto, y tienen una velocidad increible. Puerto Escondido es una ciudad frecuentada por surfers, y no es raro que este llena de australianos. Y fue de hecho una australiana, Amy, quien me enseño los rudimentos del surf.
En mi segundo dia en Puerto Escondido fuimos a una playa llamada Carrizarillo. No es particularmente linda, aunque el color de la arena amarillo claro (no, no es blanca tampoco) esta lejos del color de la de la costa argentina. Pero aparentemente es un buen lugar para hacer surf. No elegimos un buen dia porque casi no habia olas, pero al mismo tiempo quizas haya sido un buen dia para una primera vez. Al principio le tenia un poco de miedo al mar, debo admitir. Mas a ESTE mar, que tiene tanta fuerza y tanta profundidad subita, pero tenia que hacerlo. "Mis amigos no me lo perdonarian si vengo hasta aca y no hago Surf", me dije, y ademas no me gusta que el miedo me diga lo que tengo que hacer, asi que alquilamos una tabla por 80 pesos mexicanos y entre al mar. Amy nadaba a mi lado, dandome las instrucciones. Al principio el desafio era encontrar un blance en la tabla y poder chapotear por ahi. Luego fue pararse en la tabla. Ya tenia la teoria en la cabeza, pero la mayoria de las veces me para muy rapido, o perdia el balance. "You have to feel the water, the sea will tell you what to do" me dijo Amy. Me relaje y me dedique a sentir el agua. Fui consciente de la vastedad del mar. De su fuerza, y tambien de su gentileza. Por un momento, nos conectamos Ella (porque seria correcto llamara La Mar) y yo. No pense mas en la teoria, o en que hacer. Solo deje que La Mar me dijera cuando y me pare en la tabla. Una vez parado, mi propia alegria me hizo desconcentrarme y cai al agua, pero por unos segundos estuve de pie, triunfal sobre la inmensidad del oceano.

lunes, septiembre 15, 2008

Gente que anda por ahí

LLegué a la estación de omnibus de Aguascalientes ya casi sin resaca. Al rato pasó Adrián a buscarme, y estuvimos recorriendo la ciudad. Chalramos de esas cosas de las que hablan los amigos cuando hace 5 años que no se ven, y ya no son quienes eran, pero siguen siendo amigos. Ahí estuve unos 5 días, en los que además visitamos Zacatecas y Guanajuato. Ambos son pueblos de unos 450 años y con bastantes cosas medievales. Zacatecas no sigue el típico esquema de las ciudades españolas porque no fue planeada, sino que creció a partir de una mina. La visitamos, está aggiornada para el turismo y ya no se extraen metales, y tiene un fantasma dentro, o eso dicen, como cualquier mina que se precie.
A Guanajuato fuimos con un amigo de Adrian y con un amigo del amigo de Adrian, bah, en realidad nos lo encontramos ahi, no al amigo de Adrian sino al amigo del amigo. Muchos, muchos tuneles, por todos lados, así es Guanajuato, pero además es mucho, mucho medioeva, en la arquitectura, y en las callejoneadas, donde van unos tipos juglareando por ahi con mucho alcohol de por medio. En Guanajuato comí los mejores tacos que haya probado, con la tortilla hecha a mano y con ese gusto a poco saludable que tan rico queda.
Una de esas noches en casa de Adrian, escuché un ruitido mientras dormía. Me levanté, prendí la luz, y me agaché a mirar que era lo que causaba el ruido. Escuché un "Andale, andale, arriba, arriba" y ahí pasó Speedy Gonzalez, auténtico ratón mexicano, por delante mío, lo cual ocasionó un salto involuntario de mi parte que me llevó a estar, súbitamente, sobre la cama. Rápidamente recuperé mi usual valentía, y fuí nomás a avisarle a Adrian que había un ratón, o una rata, porque todavía pensaba que podía ser una rata. No hubo más señas de él. Con su velocidad, ya podría estar en cualquier parte.
El último día cenamos con Claudia, otra vieja amiga de Taizé, y esa noche tomé un bondi al DF, un lechero incómodo pero que me llevó a destino por menos dinero, y de ahí (del DF), tomé otro para Puebla. En la terminal me encontré con Daniel, un couchsurfer (www.couchsurfing.com) que me alojó en su casa, y con él y el Topo, un amigo, fuimos a Cholula, donde hay una pirámide que parece una colina, frondosa, y sobre ella hay una iglesia, que parece estar sobre una colina, pero está sobre una pirámide, y a la que se puede entrar (tanto a la pirámide como a la iglesia, pero la novedad es entrar a la pirámide), onda Indiana Jones pero pedorro, porque apenas hay un recorrido fijo, bien iluminado, y cada otro camino está cerrado, y no tiene trampas letales ni vívoras.

"Odio a los argentinos", me dijo el flaquito en la fiesta a la que fuimos esa noche. De ahí en más, fué un pelotudo el resto del tiempo, de los que tienen un preconcepto bien formado y no solo no lo cambian sino que pretenden hacerte encajar en él. Ya que estaba de local y con varios amigos, decidí ignorarlo. Me sené cerca de la única chica linda que vi, pero todos, incluyendola, se levantaron. Todos menos una chica rubia de ojos claros y 50 kilos de más. ¡Era una trampa! Parece que esta chica había expresado interés en mí, y se aprovecharon de mi ebriedad para dejarme sólo con ella. No duró, a la primera excusa me levanté y ya no volví.
Al día siguiente Dani me llevó a conocer la ciudad, y hubo algunas cosas curiosas, que ya se verán en algunas fotos. Esa noche nos quedamos charlando y escuchando música y tomando whisky, afuera llovía, y al día siguiente tomé el bus a Oaxaca.
Esto fué ayer. Conocí una galesa que ya tenía reserva en un hostal, y me qadherí, porque llovía y no quería buscar algo por mi cuenta. Cuando más tarde revisé el correo me enteré que algunas personas que había contactado por couchsurfing estaban en el hostel Mezkalito, y hacia allá fuí. Buena gente, charlamos bastante anoche, casi todos hablan español, y hay una canadiense muy linda.
Hoy hicimos un viajecito a Mitla. ¿Quienes? Matt, de EEUU, Andrew, de Australia, Jade (creo que se escribe así) de Canadá, Sarah, de Gales, y yo.
En el camino (o fuera de él, porque nos perdimos) fuimos a Mazatlán, capital del Mezcal, y comimos pollo asado barato y rico. Seguimos por nuestra ruta equívocada viendo paisajes hermosos y cantando canciones de los Beatles, hasta que nos dimos cuenta que íbamos mal y volvimos a corregir el rumbo.
Mitla es interesante, pero creo que uno no debe ver demasiadas ruinas en poco tiempo. Más me gustó el entorno, los cerros y todo el verdor que se extiende en todas direcciones, con piedras que salen acá y allá y ahí, en alguna que otra parte, un pueblito.

martes, septiembre 09, 2008

Mexico City Blues

Quise tomar el metro hasta Indios Verdes, donde me iba a encontrar con Laura para ir a Teotihuacan, pero habia demora y termine yendo en taxi. En el DF hay tres tipos de taxis. Unos son escarabajos, tambien conocidos como ponchos, pero no da jugar al "poncho no juego más" porque hay demasiados en Mexico. Estos son los más baratos, pero también los más peligrosos, o eso dicen. Otros son blancos con una franja quizás roja, que tiene taxímetro y tampoco son caros, aunque unos cuantos te quieren cagar. Los terceros no se de que color son porque el mundo del daltónico tiene colores inciertos, pero como son excesivamente caros, tampoco me voy a preocupar mucho por ello. Me tomé, como decía, un taxi (de los de taxímetro) hasta Indios Verdes. Laura estaba en la entrada del metro, fácilmente reconocible. Desde ahí tomamos el bondi a Teotihuacan. Para los que no son versados en culturas precolombinas de America:
"Teotihuacan (náhuatl: Teōtīhuacān, 'Ciudad de los dioses') es el nombre de una zona arqueológica localizada en el valle del mismo nombre, que forma parte de la Cuenca de México. Dista unos 40 kilómetros al noreste de la Ciudad de México y forma parte de los municipios de San Juan Teotihuacan y San Martín de las Pirámides, en el noreste del estado de México. Aunque la ciudad llegó a tener una superficie de aproximadamente 20 km2, en la actualidad, el conjunto de monumentos arqueológicos que se encuentra abierto a la visita del público representa aproximadamente la décima parte de la ciudad original.

Desde el periodo mesoamericano, la ciudad de Teotihuacan fue objeto del interés de los pueblos que sucedieron a los teotihuacanos en Mesoamérica. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan se han descubierto numerosas reliquias de origen teotihuacano, por lo que se ha llegado a la conclusión que entre los primeros exploradores del yacimiento arqueológico se encontraban los propios mexicas. No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando se procedió a la restauración de los monumentos más sobresalientes de la ciudad: los basamentos hoy conocidos como Pirámide del Sol y Luna, localizadas en las inmediaciones de la Calzada de los Muertos, llamada así por investigadores de principios del siglo XX.

Teotihuacan fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Se trata de la zona arqueológica con mayor afluencia de turistas, por encima de sitios como Chichén-Itzá o Monte Albán. A pesar de lo que pudiera suponerse a partir de la gran cantidad de monumentos restaurados que conforman el sitio, las excavaciones arqueológicas en Teotihuacan continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad, de la que, por cierto, se desconocen cuestiones tan importantes como su nombre original y la filiación étnica de sus fundadores. Se sabe, en cambio, que fue un sitio cosmopolita, por la presencia documentada de grupos originarios de la costa del Golfo o los Valles Centrales de Oaxaca."

Eso nos dice Wikipedia. Gracias Wiki. Paseamos entre las ruinas todo el dia. Subimos a la Piramide del Sol y vimos mariposas, y hablamos con franceses, y sacamos fotos, y el dia fue bueno. Buen clima, buena onda. Parecia que iba a ser una buena despedida. A la noche, ya no. Otra elipsis aca, claro. Pelea, charla, despelea, un poco de dulzura, adios. Tango, mucho tango. Carajo, como puedo ser tan porteño a veces, incluso en Mexico. Naranjo en Flor, que me explotaba una y otra vez de la garganta.
Con los ojos aun mojados, me puse a buscar un cable usb para mi camara digital, que no funcionaba. Suena sencillo, pero no fue tarea facil. Desde las 11 am hasta las 6 pm buscando un cable que nadie tenia, porque resulta que Kodak hace los cables como para que nadie los tenga. Entré y saíi de todo tipo de tiendas de electronica y/o fotografia, y en alguno de tantos negocios dejé olvidada la boina que me había regalado mi abuelo, y asi volvemos a cuando escribí lo que escribí la vez pasada, con eso de aceptar las perdidas. Una mancha más al tigre.
Esa noche Cora y yo vimos Blade Runner. Cora se quedo dormida, yo disfrute la peli. Apropiada para el dia. Creo que fue ese el dia, la memoria me resulta complicada ahora, casi a las 4 de la mañana de unos dias despues.
"I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I've watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those ... moments will be lost in time, like tears...in rain. Time to die." (Ultimas palabras de Roy Batty.)
Si no fue ese el dia, fue el siguiente. En el otro, o en alguno de esos, Cora y yo tuvimos unas buenas charlas, con alcoyanas. Ella se acuerda de Kanal K. ¿Cuantos se acuerdan de Kanal K?
Al dia siguiente, si asumimos que mi orden cronológico es correcto, fui a Coyoacan, donde pasé por la casa donde asesinaron a Trotsky y la casa de Frida Khalo y Diego Rivera. Ambas son ahora museos. Para moverme de un lado a otro por la ciudad siempre usé el metro, y creo que este sistema de transporte tan escencial para la ciudad de Mexico merece unas palabras.
Primero, quiero decir lo bueno: Une a casi toda la ciudad (y en el DF eso es una hazaña) y hay suficientes combinaciónes como para que uno pueda ir siempre de A a B, o de B a C, o de H a Z, que se yo. Además, es barato, solo dos pesos mexicanos, que serían unos sesenta centavos en Argentina, centavo más o centavo menos. Hay estaciónes que tiene música. En Bellas Artes un día sonó Revolver (si, el disco de los Beatles) todo el tiempo. Cuando la música no está en la estación, está dentro del subte (¿o debería decir metro?) mismo. En casi todas las estaciónes sube alguien con un amplificador o parlante de algun clase y un discman, y vende discos de MP3 o compilados, de música generalmente horrible. No ví a nadie comprar uno de esos discos, sin embargo. Alguien debe hacerlo, seguro, aunque el por qué me resultaría misterioso.
En mi último día de la primer etapa en el DF fui al parque de Chapultepec y al museo de Antropología, enorme y fabuloso y lleno de cosas lindas o locas o impresionantes o todo eso. El recorrido desde la prehistoria me hizo sentir parte de una familia enooooooooooorme que algún día salió de África.
Esa noche cociné empanadas salteñas para mis anfitriones. Mientras las preparábamos, Cora y yo bebíamos cerveza. Mucha. Y escuchábamos música y bailábamos. El resto no había terminado de comer y nosotros, ya con una buena borrachera a cuestas, decidimos salir. Fuimos primero a un lugar que no puedo llamar bar ni pub ni cantina ni nada. Debe tener un nombre, pero yo lo ignoro. Tomamos, junto con unos amigos de Cora, una caja de cervezas. Después fuimos a Garibaldi. Allá había mariachis, como debe ser en Garibalid, que se caracteriza por ser una plaza llena de mariachis, y he ahí su encanto. Contratamos a un grupo para que nos cantara Cielito Lindo y bailamos, y cantamos como buens borrachos escuchando mariachis, que se visten de mariahcis, tocan y cantan como mariachis, y son, en fin, mariachis. Dejamos atrás a un par de misóginos que se nos habían unido y fuimos a otro lugar, ahora si casi podría decir que un pub, casi pero no, y ahí tomamos un tequila hasta que Cora quebró, pero no seamos muy duros, que ya eran como las 6:30 am y veníamos bebiendo desde las 7 pm del día anterior.
Decidí que dormir un par de horas sería una buena idea. Puse mi despertador y me acosté vestido. A las 10:20 am me despierta Natalia (roommate de Cora), y me hace notar que el bus que me llevaría a Aguascalientes había salido 20 minutos antes. Agarré mis cosas y me tomé un taxi hasta la terminal, cambié el pasaje, y me tomé el bondi a Aguascalientes de las 12. Antes de subir me revisaron el bolso, me palparon, y me olieron el aliento, que efectivamente olía a alcohol y por un momento dudaron de si debían o no dejarme subir, porque parece que si tenés aliento a alcohol no podés tomarte un bondi. Pero sí me dejaron, ni que estuviera tan borracho.

miércoles, septiembre 03, 2008

Que onda, Güero (dijo Beck)

Hoy a la mañana se fue Laura. Hoy al mediodía perdí mi sombrero. A veces hay que aceptar las pérdidas. Quizás sea apropiado perder el sombrero que a ella tanto le gustaba, como símbolo de un nuevo comienzo. Pero no, las pelotas. Era un buen sombrero. Una boina, mejor dicho. Bastante gastada y un tanto sucia, la boina que me había regalado mi abuelo. Me quedaba bien. Y me hacía pensar en él, como si llevara algo suyo a hacer cosas que el nunca hizo, y andá a saber si alguna vez se le cruzó por la cabeza hacer. La cosa es que ya no está, y Laura tampoco, pero yo sí, en este momento frente a una computadora en la Ciudad de México escribiendo unas líneas sobre lo que pasó en los últimos días.
Una elípsis, o varias, por acá y por allá. Especialmente en lo concerniente a Laura.
Seré clásico, pero me gusta empezar por el principio. Bueno, eso del principio es imposible, o al menos tedioso, así que voy a empezar con el momento en que me subí al avión en el aeropuerto de Ezeiza, a las 6:30 AM del 29 de Agosto.
El viaje fue largo y tedioso. La escala de 5 horas en Lima se hizo sentir, mi cansancio (que ya venia de la noche anterior sin dormir y la anterior a esa con 3 horas de sueño, mucha joda y mucho estress posterior)era terrible, y para colmo en los dos primeros aviones (fueron tres en total) tuve bebés llorando en el asiento de al lado.
Llegué de noche, tarde, y tomé un taxi hasta el hostel. Había una cabina donde se ofrecian taxis, y habia unos tipos diciendo "taxi taxi", asi que primero les pregunte a ellos y me dijeron que mi viaje saldria 320 (unos 32 dolares). Me resultó excesivo, y consulté en la cabina. "150 pesos." Eso tambien es bastante, pero es de lo mejor que puede esperarse en el aeropuerto.
Esa noche me dediqué a reponerme del cansancio. Al día siguiente pasé a buscar a Laura y anduvimos por la Zona Rosa, que es una zona bastante cheta de la ciudad. En ese primer dia, me sorprendieron los olores. El smog esta en todas partes, y te hace moquear y al principio, da un poco de ardor en la garganta. Por todos lados, en la calle, hay puestos de vendedores de comidas, que tienen un nombre pero no me lo acuerdo. Ahi se venden todas esas cosas que uno espera que se vendan en Mexico. Tortillas, tacos, tortas (que en realidad son sanguches, pero les dicen tortas), y un monton de cosas más. Hay olores a frituras insoportables, a picantes tentadores, a comidas deliciosas y a patadas al higado. Todo el mundo come ahi, por poco dinero, desde muy temprano a la mañana.
Lo primero que pense, entonces, era que Mexico era una ciudad que se experimentaba con el olfato.
Esa noche terminó con una de esas charlas que a veces es necesario tener, pero que como tantas otras cosas, queda fuera de este relato.
Al día siguiente anduve por el Zócalo, y la ciudad también me estmuló la vista, y en que manera. Las construcciones, imponentes, son muy españolas y antiguas, unos quinientos años diria yo. Todo estaba lleno de gente, reunidas en la plaza decorada con motivos del festejo de la independencia, y habia un escenario con bandas y otros espectaculos. A la derecha (desde donde yo miraba) de la Catedral están los restos del Templo Mayor. Resulta que la Ciudad de Mexico alguna vez fue Tenochtitlan, capial Azteca, y justamente la parte que es el centro de la ciudad ahora es la parte que era el centro de la ciudad en aquel entonces. El Templo Mayor es donde se encuentra, segun los Aztecas, el centro del universo. Ahora quedan restos derrumbados y partes recuperadas y un museo y, justo afuera, mucha gente vestida con taparrabos y plumas y dibujos de calaveras danzando y limpiando auras y vendiendo artesanias. Los tambores y los sonideros de pezuñas son el soundtrack del lugar, o uno de ellos, porque Mexico es una ciudad con una banda sonora constante. Todo negocio tiene su música a un volúmen altísimo, generalmente música horrible.
Laura y yo debíamos ser un duo extraño, yo tan blanco y ella tan negra, porque la gente nos quería sacar fotos. A los dos, a ella sola y a mi solo. Me enteré que soy un güero, un blanco, y que tengo que acostumbrarme a que llamo la atención, al menos de vez en cuando, tampoco es que paso caminando y todo el mundo se vuelve a mirarme, pero es raro sentirse que uno atrae miradas curiosas aquí y allá.
La gente camina lento en el centro. En Baires se camina rápido, uno va a donde tiene que ir casi frenéticamente, y el que no obedece esta regla es maldecido en la cabeza de los que siempre tiene que estar en un lugar que no es donde están. Yo soy en general uno de esos, y es difícil aceptar el ritmo más calmo de la ciudad.
Esa noche llegué a la casa de Cora, amiga de un amigo que me recibió como si fueramos amigos nosotros de toda la vida, y con quien nos entendemos, y uno no siempre se entiende, uno acepta, o escucha, pero entender es otra cosa que esta buena.
Me pasé el lunes visitando la Basílica de Guadalupe, algo que me habría producido emociónes fuertes si aún fuese el Católico que era, pero ahora que no lo soy me pareció simplemente un lugar hermoso, una especie de parque de atracciónes, porque es un complejo de iglesias y santuarios en la ladera de una colina, dedicados a celebrar cómo un indígena llamado Juan Diego se encontró con la Virgen María y ella le dijo que había que construir allí mismo un templo y como prueba le hizo un estampado muy bonito en su túnica, que ahora puede verse por todos lados como símbolo mexicano. Pero parece que, o no lo construyeron donde María dijo o María no indicó bien el lugar, o simplemente el arquitecto era inepto, no lo sé, pero esta iglesia tan grande y linda que debía cobijar el manto sagrado éste en cuestión se está hundiendo. Está torcida y llena de andamios que no permiten la entrada.
A la izquierda está la iglesia nueva, que tiene forma de carpa de circo gigante, y afuera, en el patio central, un escenario que repetía canciónes cristianas en el formato más odioso que pudieron encontrar y al volúmen más ofensivo posible, y esa música se mezclaba con la de la feria de al lado, no tan fea pero que le daba en el palo, y el resultado era una cacofonía que no podía ayudar a nadie a rezar nada, me pareció a mí (o al menos me sorprendió que alguien pudiese en esas condiciones). No resulta sorprendente que me haya agarrado un flor de dolor de cabeza, porque además esta ciudad está bastante alta y esa parte aún más.
Esa noche descansé tanto como pude, y al día siguiente fuí a Teotihuacán.