lunes, septiembre 15, 2008

Gente que anda por ahí

LLegué a la estación de omnibus de Aguascalientes ya casi sin resaca. Al rato pasó Adrián a buscarme, y estuvimos recorriendo la ciudad. Chalramos de esas cosas de las que hablan los amigos cuando hace 5 años que no se ven, y ya no son quienes eran, pero siguen siendo amigos. Ahí estuve unos 5 días, en los que además visitamos Zacatecas y Guanajuato. Ambos son pueblos de unos 450 años y con bastantes cosas medievales. Zacatecas no sigue el típico esquema de las ciudades españolas porque no fue planeada, sino que creció a partir de una mina. La visitamos, está aggiornada para el turismo y ya no se extraen metales, y tiene un fantasma dentro, o eso dicen, como cualquier mina que se precie.
A Guanajuato fuimos con un amigo de Adrian y con un amigo del amigo de Adrian, bah, en realidad nos lo encontramos ahi, no al amigo de Adrian sino al amigo del amigo. Muchos, muchos tuneles, por todos lados, así es Guanajuato, pero además es mucho, mucho medioeva, en la arquitectura, y en las callejoneadas, donde van unos tipos juglareando por ahi con mucho alcohol de por medio. En Guanajuato comí los mejores tacos que haya probado, con la tortilla hecha a mano y con ese gusto a poco saludable que tan rico queda.
Una de esas noches en casa de Adrian, escuché un ruitido mientras dormía. Me levanté, prendí la luz, y me agaché a mirar que era lo que causaba el ruido. Escuché un "Andale, andale, arriba, arriba" y ahí pasó Speedy Gonzalez, auténtico ratón mexicano, por delante mío, lo cual ocasionó un salto involuntario de mi parte que me llevó a estar, súbitamente, sobre la cama. Rápidamente recuperé mi usual valentía, y fuí nomás a avisarle a Adrian que había un ratón, o una rata, porque todavía pensaba que podía ser una rata. No hubo más señas de él. Con su velocidad, ya podría estar en cualquier parte.
El último día cenamos con Claudia, otra vieja amiga de Taizé, y esa noche tomé un bondi al DF, un lechero incómodo pero que me llevó a destino por menos dinero, y de ahí (del DF), tomé otro para Puebla. En la terminal me encontré con Daniel, un couchsurfer (www.couchsurfing.com) que me alojó en su casa, y con él y el Topo, un amigo, fuimos a Cholula, donde hay una pirámide que parece una colina, frondosa, y sobre ella hay una iglesia, que parece estar sobre una colina, pero está sobre una pirámide, y a la que se puede entrar (tanto a la pirámide como a la iglesia, pero la novedad es entrar a la pirámide), onda Indiana Jones pero pedorro, porque apenas hay un recorrido fijo, bien iluminado, y cada otro camino está cerrado, y no tiene trampas letales ni vívoras.

"Odio a los argentinos", me dijo el flaquito en la fiesta a la que fuimos esa noche. De ahí en más, fué un pelotudo el resto del tiempo, de los que tienen un preconcepto bien formado y no solo no lo cambian sino que pretenden hacerte encajar en él. Ya que estaba de local y con varios amigos, decidí ignorarlo. Me sené cerca de la única chica linda que vi, pero todos, incluyendola, se levantaron. Todos menos una chica rubia de ojos claros y 50 kilos de más. ¡Era una trampa! Parece que esta chica había expresado interés en mí, y se aprovecharon de mi ebriedad para dejarme sólo con ella. No duró, a la primera excusa me levanté y ya no volví.
Al día siguiente Dani me llevó a conocer la ciudad, y hubo algunas cosas curiosas, que ya se verán en algunas fotos. Esa noche nos quedamos charlando y escuchando música y tomando whisky, afuera llovía, y al día siguiente tomé el bus a Oaxaca.
Esto fué ayer. Conocí una galesa que ya tenía reserva en un hostal, y me qadherí, porque llovía y no quería buscar algo por mi cuenta. Cuando más tarde revisé el correo me enteré que algunas personas que había contactado por couchsurfing estaban en el hostel Mezkalito, y hacia allá fuí. Buena gente, charlamos bastante anoche, casi todos hablan español, y hay una canadiense muy linda.
Hoy hicimos un viajecito a Mitla. ¿Quienes? Matt, de EEUU, Andrew, de Australia, Jade (creo que se escribe así) de Canadá, Sarah, de Gales, y yo.
En el camino (o fuera de él, porque nos perdimos) fuimos a Mazatlán, capital del Mezcal, y comimos pollo asado barato y rico. Seguimos por nuestra ruta equívocada viendo paisajes hermosos y cantando canciones de los Beatles, hasta que nos dimos cuenta que íbamos mal y volvimos a corregir el rumbo.
Mitla es interesante, pero creo que uno no debe ver demasiadas ruinas en poco tiempo. Más me gustó el entorno, los cerros y todo el verdor que se extiende en todas direcciones, con piedras que salen acá y allá y ahí, en alguna que otra parte, un pueblito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hno. Jamás se me ocurriría hacer un viaje como los que hacés, no podría, no va conmigo, aunque dentro de nuestra espiritualidad se encuentra la itinerancia, el ir por los caminos anunciando el evangelio y viviendo lo que Dios te permita vivir. Loco, la itinerancia es mucho más que lo que acabo de decir, pero es lo primero que me salió.
En serio no podría, pero te admiro, cuántas cosas estás pasando y viviendo, qué locura, pero a su vez que desafío, aventura, gozo, sorpresa, asombro, y muchas cosas más.
Seguí disfrutando y buscando.
Un negro que no quiere ser blanco se acuerda de vos. Paz y Bien
Fr. Dante

Anónimo dijo...

Tus relatos me ponen mística, así que a aguantarse firma mística.

Recién hoy pude leer todo lo que pusiste de tu viaje, mi vida es una maraña de idas y venidas y apuradas y negocios. Adulteces, como me gusta decirles. No me gustan. No me gusta. Pero es un mal necesario, como quien dice.

Yo no puedo decir mucho de mí porque ya sabés, estoy atascada (stuck) entre facu y miedos.

Así que hablo de vos, que es harto más interesante. Coincido con el arriba firmante: está copadísimo lo que estás haciendo, ojalá yo puediera hacerlo algún día. Debe ser hermoso imagino el 90% de lo que estás visitando, dejando de lado la música. Tal vez vos estás acostumbrado, o allá es mucho peor, pero te recuerdo que capital acá es muy así con el tema de los olores. Así de cochino, de ataque violento a los sentidos, quiero decir.

Qué ganitas de escuchar ese asunto de las resoluciones sentimentales, pero buen, ya lo haré, supongo.

No sé qué más decir, me siento tan lejos, tan chiquita, tan tontita, que es como que ni vale la pena que yo abra la boca.

Supongo que resta el saludo acostumbrado pero ever sentido, un clicheado pero también verdadero "se te extraña, che" y un deseo de que sigas así de bien y así de haciendo cosas copadas en lugar de nosotros los cagones chiquitos lejanos tontitos.

Te requete quiero chaboncito, te aprecio un fangote, aunque nuestras vidas por h o por b no se crucen mucho ni muy seguido, esas cosas de las estrellas, que les gusta hinchar las pelotas.

(nota a: acá, en el párrafo anterior está la nota místico-pelotuda más resonante)

(nota b: please note el intento de uso de porteñismos, para agregarle un toque de "casa" al tema, si es que lo sentís como "casa")

(nota c: no tengo más notas)

Muchísimos besos y saludos y extraños y deseos de buena suerte y dejá de engancharte con minas nene

**Por un mundo libre de lauras, aunque eso incluya descartarme a mí también**