martes, febrero 20, 2007

Parte II: Fear and Loathing in Humahuaca

Huamhuaca me produjo un impacto instantaneo: al fin había llegado a donde quería llegar, a lo que quería llegar. Pueblo repleto de historias y misterios, de memoria, y también de invasiones, turistas y extrañezas.
Al llegar comenzamos la tradicional búsqueda del lugar para dejar nuestras mochilas, y en algún momento posterior, dormir. Gon insistió en preguntar en un par de Hostels. Mi instinto me decía que ni valía la pena, y que mejor debíamos buscar otra alternativa. "30 pesos", dijo el recepcionista. "Gracias, seguimos viendo". Mi instinto no se equivocó. Seguimos caminando.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Un niño me quiere decir un poema. Soy todo oídos, y me suelta sus versos sobre que en realidad no es un niño, que el trabajo y las penas lo han hecho crecer. Me convence de que es cierto, y le largo dos miserables pesos mientras me siento como el orto.La misma realidad de siempre, pero que esta vez quizas me duele mas. Como me duele también Agustin, anciano y sucio, llevando una inmensa bolsa sobre sus espaldas bajo el sol ardiente. Se detiene, nos saluda y se pone a charlar con nosotros. Anciano y sucio, amabilísimo y cálido. Nos cuenta que es muy bueno que los visiten, que le gusta que los turistas se interesen en ellos. Y me pregunto cuantos se interesan, cuantos nos interesamos de verdad, si es que alguno lo hace, nosotros incluidos. ¿Buscamos solo una sumatoria de anecdotas? ¿Unas cuantas historias para contar? ¿Paisajes y curiosidades? Acaso buscamos sentirnos vivos, y quizás, solo quizás, sí nos interesa. Sí me interesa. Don Agustin (quien sin duda merece el título de respeto) sigue su camino hacia su casa, luego de un saludos, unas sonrisas, un apreton de manos (sus manos callosas, de dedos hinchados, de trabajo y de sol). Pero antes de que pase todo esto, una persona en la calle nos ofreció alojamiento por un precio razonable. Dijo 15 pesos que fácilmente se transfromaron en 10. Al fondo de una casa con mucho adobe, estaban las habitaciónes, suficientemente buenas, y allí nos quedamos.
Fast forward: El monumento del Indio, unas vueltas por ahí, una vista increíble, la sobrecogedora sensación de algo muy grande, inexplicable. Unas fotos, claro, un niño que nos cuesta la historia del monumento pero no se detiene a charlar. Quiere unas monedas a cambio de la información, claro, no harlas con dos turistas mas. De nada me serviría explicarle que no me considero turista sino viajero, ya está lejos.

Fast Forward: La plaza de Humahuaca, Tomás, de unos 9 años, se pone a jugar con Gon y a dibujar retratos mientras yo cebo mate. Tom'as nos relaciona con dos chicas, y nos ponemos a jugar a algún juego de cartas que no recuerdo, quizás la casita robada. Sigo cebando mates, miro a la izquierda: Belen Ciocconi. Miro al frente de nuevo, me detengo un segundo, miro a la izquierda: Belen Ciocconi. Naaah... ¿Acá? Y si, es ella nomás, unos 7 u 8 años después de la última vez que mis ojos la vieron. Nos unimos a ella y su novio, Nicolás, que fué compañero de colegio de Gon. Si, si, en Humahuaca. No, no fueron al colegio en Humahuaca, quiero decir que los encontramos allá. También se nos unen otros conocidos de ellos, Santi, su novia, Melina, y Vic.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Fast Forward: Son las fiestas de la Virgen de No-Se-Que, patrona de Humahuaca. LLuviecita, pero no mucha. Hay un escenario, se proyectan las palabras "Alborozo 2007 Humahuaca" en múltiples colores. Hay un escenario, donde mas tarde toacará Ricardo Vilca (gran música Humahuaqueño) antes de que la lluvia se intensifique y le obligue a parar. Pero antes, los Sicuris se alternan con sus sicus y sus percusiones, como en un duelo. Un grupo en particular es tan, pero tan malo, que me encanta. De lo poco armónicos que son, logran armonías dignas de Stravinsky. Todos parecen odiarlos, sin embargo, me encantan. Le ponen garra. Pero no dejo de sentir que no entiendo nada, que me pierdo mucho en medio de tanto festejo popular tan extraño a mi.
Poco después comienzas los fuegos artificiales, tímidos y decepcionantes al principio, pero gloriosos y dignos del alborozo 2007 después.
Fast Forward: Un callejón oscuro, todos juntos, madre natura, UTI. Comienza el pánico y locura. Las formas oscuras de la noche lluviosa se ven amenazantes, caminamos por las calles entre gente que viene y va. Pasamos un grupo oscuro, uno de ellos se lleva las manos a la boca. "Paco, están tomando Paco. Son la patota de Humahuaca, claro, incluso acá, siempre hay una. Apurémonos." Doblamos una esquina. Doblan detrás nuestro. "Rápido Gon, nos están siguiendo". Tengo pánico, estoy seguro de que nos van a robar, quizás golpear, quizás matar. Entrmos a un bar, y ahí dentro no estamos en Humahuaca. Paredes violáceas (¿O purpuras? ¿O qué? El mundo del daltónico es a veces incierto), y música pseudo-rockera de radio berreta. Nos sentamos y pedimos unas cervezas, de las que, claro, no participo. Estar en ése lugar, en ésa noche, me da una sensación muy extraña. Como que ese lugar no está ahí. Como que está fuera de lugar, fuera de su elemento. Al rato me doy cuenta de lo que pasó, de la gente que nos segúia sin seguirnos, y comienzo a reir de mi mismo y de mis ideas paranóicas. Luego de charlas inconexas, nos damos cuenta de que la noche cumplió su cometido y de que, definitivamente, ese bar está fuera de lugar, asi que nos vamos. Todos van a dormir, menos Gon y yo, que vamos a la Iglesia, que aún está abierta. En su umbral, el grupo desastroso de sicuris siguen interpretando al Bartok del altiplano. A pesar de eso, o quizás gracias a ello, la gente reza dentro de la iglesia, a la Virgen María, o a la Pacha Mama, o a alguna otra diosa, o a todas juntas.
Fast forward: "Buenas noches".

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

No hay comentarios.: